KWANDALOWA



Conjunto de vasijas integradas entre chumberas enfermas - Badalona, 2019

KWANDALOWAEs el nombre que se les otorga a las vasijas de arcilla con fines curativos en diversos pueblos del valle del río Góngola, al noreste de Nigeria (África). En estos pueblos existe un vínculo muy fuerte entre la medicina y la alfarería. Tal es así que cuando una persona enferma acude a la curandera ésta le pide a la alfarera que elabore un recipiente en representación del caso en cuestión.

Una vez terminada la pieza, la curandera realiza un ritual para transferir simbólicamente la enfermedad del cuerpo humano al cuerpo de terracota. Curiosamente, según algunas traducciones Kwandalowa podría significar “estoy en”. En cualquier caso, la naturaleza originaria del recipiente reside en su vacío, un espacio disponible a infinidad de posibilidades, capaz de guarecer, contener y transferir tanto cosas como “no cosas”.

En la elaboración de una vasija subyace la preocupación por el estado interno, la introspección y la intimidad. En el caso de las vasijas Kwandalowa, unas expresivas texturas - incisiones, protuberancias y otras múltiples singularidades estrechamente relacionadas con el malestar del ser - asoman en la superficie del cuerpo de barro. A pesar de que su contenido pueda variar en función de la enfermedad y su respectivo tratamiento, generalmente suele contener puramente agua. Con lo cual todo viene a ser una metáfora sobre el ser; tomando la arcilla, criatura de la tierra, como cuerpo y el agua, elemento vital, como su habitante interno.


CHUMBERA (nopal, tuna o higuera de pala)Considerada como la planta de la vida, capaz de rebrotar inluso tras quedarse completamente seca; también conocida como el árbol de los corazones, ya que según creencias mexicas, el nopal nació del corazón de un príncipe que al intentar atacar al dios sol fue asesinado por éste y su corazón arrojado a una laguna, donde germinó y creció en forma de cactus de entre las rocas.
Traida desde Centro América por los colonos hace más de 500 años para su explotación agrícola, la chumbera prosperó en seguida en el viejo continente. De hecho, su tenaz tendencia a la propagación provocó que rápidamente invadiera el litoral mediterráneo, pasando a formar parte de su paisaje.

Tan abundante como ella es el parásito que durante los últimos años la está consumiendo: la cochinilla. Se trata de un diminuto crustáceo terrestre que curiosamente respira a través de branquias y habita lugares muy húmedos. Los conjuntos arbustivos de Opuntias como ésta son un paraíso para ellas. Al fin y al cabo, el cuerpo de la chumbera es pura acumulación de agua, propio de las cactáceas y propicio para estos parásitos.

En un principio la cochinilla se cultivaba con fines productivos junto a la chumbera para conseguir extraer de ella el carmín, pigmento usado en cosméticos y alimentación. Cuando la extracción de este colorante dejó de ser rentable se abandonó su cultivo sin control. En consecuencia, ahora nos encontramos con la cochinilla en plena expansión y las chumberas en grave deterioro.

Lidiando entre la vida y la muerte, estos cactus nacen y perecen constantemente. Cada año con la llegada de la rebosante luz de la primavera brotan nuevos ejemplares. Sin embargo, a lo largo de los meses invernales, sucumben de nuevo a la humedad y la proliferación de la cochinilla, la cual succiona su savia, dejándolas sin agua y sin vida.

Tal y como se puede apreciar en las imágenes, este parásito va formando masas algodonosas sobre las palas del nopal debilitándolo hasta su desecación. Una vez desecado el cactus exhibe un entramado interior frágil y atractivo, a partir del cual llevo a cabo este proceso de experimentación y materialización de las vasijas Kwandalowa.



Set of vessels integrated between sick prickly pears - Badalona, 2019

El reflejo del agua en el interior de una de las vasijas




makin off

Transfiriendo la trama de las fibras desecadas de la chumbera a la arcilla
Hendidura en el cuerpo de arcilla impregnado de fibras vegetales
Herida en la corteza de un árbol del entorno